domingo, 19 de octubre de 2014

La soledad de la lesión

Después de mucho tiempo sin escribir, aquí estoy de nuevo.
Tras un descanso y la parada de la temporada, me vuelvo a calzar las zapatillas. Vuelvo a pisar el asfalto y la arena, pero mi rodilla me avisa de que algo está pasando. Y no muy bueno precisamente.
Lo intento, respetando los ritmos de la nueva puesta en marcha, pero sigue sin estar bien. Puedo subir las cuestas, pero veo las estrellas cuando las bajo. Y decido parar y acudo a un traumatólogo, el doctor Andrés Nieto.
Me comenta que tengo inflamado el tendón rotuliano y que no puedo continuar corriendo.  La terapia es parar absolutamente y tratar la rodilla con fisioterapia.
Dos meses sin volver a ponerme las zapatillas. Dos meses acudiendo al Centro de Fisioterapia San Sebastián. Dos meses visitando a mi amigo Alberto (mi gurú) y buscando una rápida recuperación.






Dos meses demasiado largos, en los que deseaba que todo fuese bien, y que mereciera la pena todo ese tiempo sin poder correr. Pero en los que veía que no iba todo lo bien que yo deseaba. Era cuestión de tiempo, pero el tiempo se hace eterno cuando deseas estar bien y no puedes.





Acaba el tratamiento y por fin vuelvo a ponerme las zapatillas. Me emociono y me pongo nervioso por saber cómo habrá ido todo. Es la primera vez que salgo después de mucho tiempo y lo único que espero es que no haya dolor. Que se haya esfumado. Y salgo a correr. Y veo que todo va bien, pese a haber algo de dolor, todo va bien. Sigo los consejos del fisio; poca distancia y ritmos bajos.
Estoy feliz de volver a empezar, pero no todo va como yo esperaba. Sigue habiendo molestias y vuelvo a acudir al traumatólogo, el cual me dice que siga corriendo pero que hay que seguir tratando la rodilla.

Y mientras, corro con esas molestias, e inconscientemente voy apoyando más el peso sobre la pierna buena. El resultado era de esperar, una lesión en el gemelo de la pierna derecha y vuelta a parar.

A todo esto, hay mucha gente que me ha animado y lo sigue haciendo (aún estoy lesionado). Pero cada día que no puedo ponerme las zapatillas siento esa soledad. Mi estado de ánimo es bueno y positivo, pero la realidad es la que hay.

Mi deseo es volver a correr y eso sigue en mi mente. Ves colmo salen tus amigos a correr mientras tu no puedes. Y esa parte es muy dura. Pero cada día pienso que queda un día menos para volver a ponerme las zapatillas y pisar nuevamente el asfalto.

Mucho ánimo a todos los que os sentís así, y muchas gracias a los que nos ayudáis a sobrellevarlo.


1 comentario:

  1. Eres único amigo, para todo lo que afrontas, para todo lo que superas, para todo lo que transmites, tu lucha también es la nuestra... vaaamoooss!!!

    Fran Maldonado.

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